Los puentes del futuro
Son proyectos que sorprenden por su extravagancia y, al mismo tiempo, por su modernidad. Dos diseños de arquitectura nos muestran unos extraños puentes que podremos ver en el futuro. El primero se podrá ver en China. Un estudio de arquitectura holandés construirá un puente peatonal cuyo diseño se basa en la banda de Moebius, uno de los objetos matemáticos más famosos de todos los tiempos. Es una superficie, sin principio ni final, con una sola cara y un solo borde, mientras que una cinta normal tiene dos caras y dos bordes. El segundo estará en Londres. Thomas Heatherwick, el diseñador del pebetero olímpico y del futurista "Routemaster" de dos pisos, se ha propuesto dejar su definitiva impronta en la capital británica con un deslumbrante puente-jardín sobre el río Támesis. Heatherwick ha vislumbrado ahora un auténtico vergel colgante para hermanar las dos orillas de la ciudad, tan cercanas y tan distantes. "Va siendo hora de apartar los coches de la vista y dejar paso a los peatones... y a las plantas, a los gusanos y al profundo olor del otoño", señala Heatherwick.
Desde la Antigüedad, los puentes son mucho más que una estructura para sortear un obstáculo físico.
Como demuestra el lenguaje en distintas culturas, el puente se ha usado como homogeneizador cultural y símbolo de la capacidad tecnológica de distintos pueblos (Occidente); también como elemento estético y ceremonial sobre cursos de agua en jardines, donde la estructura evoca la transición desde un estado mental a otro (Oriente).
La experiencia física y sensorial de cruzar un puente
La semántica no sólo ha preservado el significado de tender o derribar puentes (como el de Ayuda, que separó definitivamente a Portugal y España), sino el de disfrutarlos, experimentarlos. En muchas culturas, quien cruza un puente no es el mismo de antes.
También el de habitarlos: durante siglos, y sobre todo en el medievo europeo, los puentes sobre grandes ríos urbanos se convirtieron no sólo en arterias de comunicación, sino en centros comerciales, sociales y culturales per se, con mercados, palacetes, casas de artesanos y mercaderes.
Los últimos grandes puentes vivientes
Algunos de estos grandes puentes vivientes, intemporales, orgánicos, pintorescos y abigarrados, han sobrevivido a la Revolución Industrial y las grandes guerras europeas de los siglos XIX y XX.
Al haberse convertido en epicentros turísticos, estos puentes habitados conservan sólo parte del caótico y cambiante ambiente de sus décadas de esplendor, evocadas en la adaptación cinematográfica de El Perfume.
INFORMACIÓN EXTRAIDA DE: http://faircompanies.com/news/view/vida-sobre-rios-fosos-puentes-habitables-pasado-y-futuro/
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